La práctica de la caridad elimina el apego; el ascetismo corrige la conducta; la Perseverancia controla el Alma fácil de irritarse; el esfuerzo elimina la pereza del alma; la concentración tranquiliza el alma confusa; y la Sabiduría aclara la oscuridad y la necesidad del alma.
Las practicas espirituales y cotidianas que realizamos, nos enriquecen, de ahí que en cada acción que realicemos cultivemos la consciencia.
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